5.3.11

Discernir

Fragmento del curso El cristianismo como fenómeno psicológico dado por Enrique Eskenazi.
Marzo del 2011. Trascripción: Alejandro Bica.


"Debiera notarse que es un error psicológico mezclar simplemente historias fundamentalmente diferentes de matanzas de monstruos como las del arcaico Sigfrido o Hércules por un lado y la historia mucho más tardía del San Jorge cristiano por el otro, solamente debido a su similaridad externa superficial en su trama o en su semántica. El monstruo en la situación arcaica es psicológicamente algo completamente distinto del monstruo después del cristianismo con sus nociones de Mal y de Demonio, y de nuevo, es algo completamente diferente en la modernidad, por ejemplo en la narración de Melville, Moby-Dick. "Cuando dos personas hacen lo mismo no es lo mismo" (Terencio). Hay que discernir el espíritu, la lógica y la sintaxis diferente en cada caso. No hay que dejarse engañar por la misma semántica. Hay que aprender a discriminar." (La psicología imaginal pasada de rosca, Wolfgang Giegerich)

Hay que discernir el espíritu de la historia, del tema; no de qué habla, sino desde qué espíritu habla, desde qué circunstancia habla. Dos historias que hablan de lo mismo no son lo mismo. Parece increíble tener que decir esto. Estamos tan ciegos... "todo es lo mismo... un señor que mata un monstruo quiere decir lo mismo, lo mate en tiempos arcaicos o lo mate en el espíritu del cristianismo". ¡No es lo mismo! Yo soy yo y mi circunstancia. El tema es el tema y el estilo de consciencia, el modo-de-ser-en-el-mundo en el que ese tema se cuenta. ¿Qué es esto de aislarlos y sacarlos de contexto como si flotaran libres en el aire: quitarles la vida, ponerlos en formol y embalsamados comparar estos cadáveres muertos? Ahí no está la vida lógica del alma. La vida está en cada historia en su contexto cultural. "Uy, pero eso es mucho trabajo". Sí, es amor, es atención. Lo otro es fácil, es lo primero que veo: esto de aquí se parece con esto de allí y ya está... es lo mismo. Nada es lo mismo. Hay que aprender a discriminar. Esa es la condición del pensar, ese es el precio que cuesta el pensar. No todo vale, no todo es verdad por el tema.

"En adición a nuestra necesidad de discernir el espíritu hay otra discriminación indispensable, tal como nos había enseñado Jung, la diferencia psicológica entre lo grande y lo pequeño. Es un abuso de tacto psicológico mencionar figuras imaginales tan dignas como las del capitán Ahab y San Jorge en la misma línea que el candidato presidencial Barack Obama y el antiguo jefe de diputados Karl Rove. Qué degradación. Qué disminución de nivel. En general, lo que en el nombre del cielo tiene la superficialidad y la pequeñeza de la política cotidiana y de las campañas de elecciones, una especie de psicopatología de la vida cotidiana, la trivialidad del mundo del ego, ¿qué diablos tiene eso que hacer en un estudio psicológico, qué tienen que ver con el alma y con los mitos, y qué tiene que ver el alma y los mitos con esta politiquería? Nuestro grande no es el grande que aparece en los medios, ya sea de políticos de moda, Lady Di u otras celebridades, o sea el 11-S, no son de interés psicológico, en tanto la psicología es una psicología con alma y no una psicología de las emociones del ego." (bíd)

Claro, estos fenómenos son emocionantes, pero ¿qué tienen que ver con la dinámica lógica que mueve al mundo? Nada. Son grandes espectáculos pero pequeños psicológicamente. Asociar esta pequeñez con los dioses, con los mitos, es inflar falsamente de importancia psicológica lo que sólo es excitación para la gente, pero que deja al mundo intocado; es echar un velo sobre lo que importa y distraerse más. No se olviden que la gente va a la psicología buscando ego-trip: sentirse bien, sentirse importante, creer que tienen un interior muy fascinante, mirar para dentro y olvidarse del afuera. Pero todo esto no es psicología, todo esto es sectarismo: como se apuntan a una secta, a una religión o a lo que sea, la gente se apunta a la psicología esperando que les sirva. ¡Por Dios! Nadie aprende física atómica esperando que le sirva en su vida personal. "Ah, pero la psicología tiene que ser sirvienta del ego". Ese punto de partida hace inaccesible la psicología, y por supuesto, hace accesible una psicología que se ha transformado en un medio de consumo masivo: libros de autoayuda, tests banales, etc., que ha llevado a lo que se llama psicología pop, -que no es psicología, es producto de consumo. Si se va así no se debiera golpear a la puerta de la verdad, se debiera ir al Corte Inglés a buscarse un producto que le siente bien ¿Para qué disfrazarlo todo? Pero el ego no se siente tan bien diciendo "me estoy comprando un jamón para pasarla bien", como diciendo "estoy creciendo espiritualmente". Son tristes verdades que hay que afrontar si uno ama el tema. Por supuesto, si el tema te da igual, vende lo que sea.

La psicología se muere. Y está bien que se muera, porque ha cumplido su función. Tiene que ser otra cosa, ya no puede ser eso, como eso está muerto: se ha vuelto estudio del cerebro, material de ego-trip y de consumo masivo. Ya está, se murió, con el siglo XX se acabó. Lo que puede seguir es una transformación tan grande que ya no es esa psicología, y por supuesto tendrá interés para muy poca gente, porque al final tampoco es lo que determina el mundo. La psicología tiene su nicho, tiene su lugar, y es un lugar pequeñito. Creer que lo que pasa ahí es lo que determina el mundo sigue siendo ego-psicología. Y no pasa nada. Simplemente será psicólogo aquel que sigue atento al alma en las cosas. No hay que hacerlo todo el tiempo, ni va a dar una respuesta hacia donde ir, porque no tiene ningún interés en tomar partido, sólo le interesa la verdad de lo real. Y la verdad no sirve para nada. El que quiere servicio, utilidad, es el ego, no el Daimon. Esto ya lo veía J. Hillman, que decía que el Daimon pertenece al submundo: no tiene nada que ver con el mundo de la vida y de los intereses de las personas. Sólo alguien que ya ha muerto para la vida puede ver desde la perspectiva del Daimon. Pero la perspectiva de la supervivencia y la utilidad no es la perspectiva del submundo. El alma es submundo no superficie, dijo Hillman.

Giegerich sin ninguna duda es el más fiel a Jung y a Hillman, y los otros repiten, adornan y siguen poniendo al servicio del ego todo lo que dijo Jung y Hillman. Por eso en un ensayo Giegerich dice: "Con Jung, más allá de Jung".