22.7.10

La cadidad del sueño

Por Alejando Bica, 2010.

"Hay que rechazar la explicación estereotipada de los temas oníricos; sólo se justifican las interpretaciones particulares deducidas por un cuidadoso examen del contexto. Aun cuando se posea una gran experiencia en estas cuestiones, no obstante es necesario con frecuencia confesar la propia ignorancia ante cada sueño, y renunciando a toda idea preconcebida disponerse para lo más inesperado." De Energética psíquica y esencia del sueño, (Editorial Piadós, pág. 140), C. G. Jung.

Hablar de la interpretación particular de un sueño en concreto -en tal o cual momento concreto- es mojarse no sólo con la interpretación de este sueño, sino también con la teoría que se tenga de ellos, pues teoría y práctica son lo mismo. Siempre hay una teoría -un entendimiento, un logos- operando en cada práctica -en cada decir o hacer, en cada psique- aún incluso cuando esa teoría no se ponga de manifiesto.

En esta cita Jung esta rechazando toda idea (teoría y práctica) pre-concebida de lo que pueda significar un sueño; esos estándares o abstracciones que se pueden aplicar a todo sueño, esos significados fijos que uno puede ir a buscar al "diccionario de los sueños". ¿Por qué rechaza esto? Porque a diferencia de las generalidades abstractas Jung tiene en cuenta la cadidad, este sueño particular. Saber de antemano de qué habla este sueño es lo mismo que saber de antemano que "todos los de tal lugar son así" o que "todas las mujeres son asá". Ese "todos" no habla de nadie. Hablar de "todos" es la mayor defensa, o la mayor astucia del pensamiento (o del entendimiento) para no mojarse con este tema en particular. ¿Para no mojar qué? El entendimiento, el pensamiento (la teoría (y la práctica)).

En otro pasaje Jung dirá que "por encima de todo, no permitáis que nada del exterior que no le pertenece se entrometa", pues el sueño "tiene ‘todo lo que necesita’ dentro suyo", incluso su propio cumplimiento (su telos, su realización) (CW 14, II § 404. Carl Gustav Jung). Este es el tema, acá está, entremos, pensemos, y sobre todo no metamos nada de fuera que no le pertenece (las generalidades vacías, las definiciones de diccionario, etc., etc.), pues el sueño (o el tema que sea que ahora se tenga a mano) lleva dentro suyo su propia interpretación, su propio cumplimiento, incluso su propia "muerte".

Cuando Jung está diciendo que "hay que disponerse para lo más inesperado", está diciendo que hay que dejar de lado toda formulita interpretativa sobre los sueños y confiar en que el sueño mismo tiene todo lo que necesita. El sueño pide ser escuchado en sus propios términos.

Por ejemplo pensar del sueño que significa "algo malo" o "algo bueno" es quedarse fuera del sueño, es no leerlo, es traer con nosotros nuestros propios prejuicios, nuestros propios miedos o anhelos, y super-poner algo que en el sueño no estaba, y así distanciarnos del sueño y enturbiar una posible comprensión que le haga justicia al sueño mismo. De la misma manera, pensar que este sueño "me esta diciendo qué debería hacer" también es poner algo que al sueño no le pertenece, es aprisionarlo dentro (en el lecho de Procusto) de una interpretación que el sueño no propone. Además, pensar que este sueño me habla a mi, (como algunos "religiosos" que piensan que Dios les habla por las noches a ellos y que vela por ellos) también es traer de fuera algo que en el sueño no estaba. Estas formas de acercarse al sueño son totalmente desinteresadas por el sueño, (más bien son formas de sacar ventajas personales: "el sueño me dice como ganar dinero", "con quién me tengo que casar para que me vaya mejor", etc.), el sueño y lo que viene con él en cada nuevo momento pasa de largo ante nosotros y nosotros pasamos rápidamente a otra cosa.

De ahí que en El sueño y el inframundo James Hillman escribiera: "Profundizar en un sueño requiere abandonar la esperanza, ésa que aparece de buena mañana queriendo convertir el sueño en afín a sus propósitos." ... "En la medida en que abordamos los sueños para explotarlos a favor de nuestra conciencia y obtener información de ellos, estamos convirtiendo su trabajo en una economía de trabajo." ... "Suspendamos pues toda una serie de operaciones del ego: el causalismo (ver las secuencias del sueño causalmente); el naturalismo (asumir que los acontecimientos oníricos deben estar de acuerdo con el mundo superior de la naturaleza); el moralismo (otorgar actitudes morales al inframundo y al sueño como expresiones compensatorias de la consciencia autorreguladora); el personalismo (creer que el ámbito del alma se ocupa principalmente de la vida personal); el temporalismo (conectar los hechos oníricos con el pasado y el futuro, ya sea como recapitulación de lo ocurrido o como premoniciones de lo que va a ocurrir); el voluntarismo (ver el sueño en términos de una acción que precisa respuesta en forma de acción: "los sueños nos dicen que hacer"); el humanismo (concebir el sueño sobretodo como un reflejo de lo humano y un mensaje en respuesta a ello); el positivismo (leer el sueño como si fuera una declaración de actitud, sujeta a juicios positivos y negativos); la literalidad (tomar cualquier sueño o aspecto de él en un sentido único, olvidando que cada parte de éste, incluido el "yo" onírico, es una imagen metafórica)."

El sueño, este sueño (o cualquier enunciado del alma) dice algo sobre sí mismo y es él el que propone su interpretación y su propia forma de interpretarlo.

"Con frecuencia es necesario confesar la propia ignorancia ante cada sueño, y renunciando a toda idea preconcebida disponerse para lo más inesperado."