Por Enrique Eskenazi.
Transcripción hecha por Alejandro Bica de un fragmento del curso Hegel y la Psico-Logía.
La razón, que llega a la unidad viviente
tras la multiplicidad, no aniquila la diversidad. El entendimiento cree
que llegar a la unidad es borrar todas las diferencias (la noche en que
todos los gatos son pardos), y entonces de lo que se habla es de
vaciedades, de generalidades tan vacías que no dicen absolutamente
nada.
Por ejemplo, cuando se dice “Dios es lo
absoluto”, “Dios es lo eterno”, “Dios es la suprema verdad”, ese es un
decir tan vago, que presupone que ya sabemos lo que es Dios, y a ese
supuesto Dios le añadimos atributos. Pero saber que es lo que se quiere
decir por Dios, desarrollar ese concepto, es llenarlo de contenido.
Pero claro, aplicarle atributos sin entrar en la cosa misma es
permanecer en la abstracción. Ese Dios que lo es todo pero que no tiene
determinación alguna, no es nada, y por lo tanto, es pura fórmula
vacía, es producto del entendimiento.
Diferenciar es
fundamental, porque mientras más vas discerniendo y diferenciando más
se va determinando la cosa misma, más va dejando de ser un abstracto
para volverse concretamente viviente. Pero si ese diferenciar liquida
la unidad, entonces mata. Por lo tanto, la diferenciación es
absolutamente necesaria, pero a su vez tiene que estar recogida en la
unidad que contenga todas las determinaciones. Y esto cuesta. O bien se
diferencia tanto que no se ve la conexión viviente entre todas las
partes que se han diversificado, o bien se unifica tanto que se produce
una especie de masa informe sin diferenciación. Estas son las opciones
del entendimiento. El entendimiento cree que si unifica borra las
diversidades, y si diferencia borra la unidad. Por eso Hegel insiste en
la unidad de lo diferente, la diferencia en la unidad. Ahí tienen una
contradicción viviente que va en contra del puro representar que forma
imágenes estáticas de las cosas. La razón llega a lo que Kant llama la
Idea misma, y la Idea, a diferencia de la representación, contiene en
su propio seno la contradicción.
Por eso hay una
lógica que va por encima de la lógica formal que dice que nada puede
ser y no-ser. Lo viviente es y está dejando de ser en cada caso. La
flor se niega en el fruto. Cualquier proceso orgánico está dejando de
ser y llegando a ser, está negando lo que fue para poder ser algo más.
Pero no solamente en lo orgánico, en el reino del pensamiento hay una
vida lógica -que no es vida física- por la cual cada concepto viviente
se está transformando en su opuesto y se está transformando en otro más
amplio que contiene la contradicción. El pensamiento mismo, si es el
pensamiento de la Idea, se mueve, mientras que la representación es
estática.