9.2.12

Prefacio a "La vida lógica del alma. Hacia una noción rigurosa de la psicología"

Por Wolfgang Giegerich, 1998.

Traducción de Enrique Eskenazi
Agradezco al autor su amable permiso para traducir y publicar este artículo


Hay una antigua saga islandesa acerca de un joven que era muy remolón. Su madre no podía soportar ésto e intentaba estimularlo con observaciones punzantes. Finalmente tuvo éxito. El joven se levantó de detrás de la estufa adonde se había sentado y, tomando su lanza, abandonó la casa. Fuera, arrojó su lanza lo más lejos que pudo y luego corrió hasta el lugar adonde había caído a fin de recuperarla. En este nuevo punto, nuevamente arrojó la lanza hacia adelante lo más lejos posible, y luego la siguió, y así sucesivamente. De este modo, con estas "proyecciones" literales a las que tenía que alcanzar, se abrió camino para sí desde el confort del hogar hacia el mundo exterior. (1)

Al escribir este libro sigo el procedimiento del joven. El libro tiene un doble objetivo. Intenta preparar el camino para una noción rigurosa de psicología y a la vez hace una defensa para la idea (acaso sorprendente) de que la vida del alma es en el fondo vida lógica. Como puede indicar la estrecha relación de "noción" y "lógica", lo que parecen ser dos objetivos separados son realmente sólo dos lados de un solo objetivo. En este siglo, la psique ha sido entendida sobre todo como libido sexual, como deseo, emoción, sentimiento y así sucesivamente. También se ha dado la idea de que el alma es imagen. La tesis que aquí se propone, que el alma es en el fondo vida lógica o idea, está inmediatamente abierta a todo tipo de malentendidos y prejuicios de carga emocional. La intención de este libro es elucidar cómo ha de entenderse esta tesis. En este prefacio, por ahora, puede bastar con darle al lector la pauta probablemente desconcertante de que es justamente la tesis del alma como vida lógica la que puede finalmente amortizar la promesa de una psicología alquímica y hacer justicia a lo dionisíaco en tanto que concepto psicológico.

Nuestro tiempo en la historia y los problemas increíbles que enfrentamos son tales que no podemos permitirnos no avanzar hacia la intuición de que la naturaleza más íntima del alma es lógica (es pensamiento) y no avanzar hacia una noción rigurosa de psicología. Como C.G. Jung dijo, el verdadero problema de ahora en adelante hasta un oscuro futuro será psicológico (2), un enunciado que sólo tiene sentido si la psicología es comprendida como una adecuada disciplina del pensamiento, y si se vence la ilusión de que su tema efectivo debiera no ser más que lo pasa dentro de la gente.

Al abrir un camino para la realización de este doble proyecto, arrojo mi lanza lejos hacia adelante desde donde estoy. Osadamente hago afirmaciones y planteo standards sin preocuparme por el momento acerca de si puedo yo mismo dar la talla o si seré capaz de hacerlo. Si la psicología ha de abandonar los límites acogedores de su hogar presente y salir y alcanzar el mundo real del alma, probablemente no hay otro modo salvo trabajar con tales "proyecciones" (proyectos) literales. Pero como he mostrado en un artículo hace años (3), las proyecciones existen a fin de correr o saltar tras de ellas para alcanzarlas. Así como cuando se construye una casa lo primero es el anteproyecto, así aquí primero viene la proyección; es sólo la primera mitad del proyecto entero (de modo que este libro pretende ser sólo esta primera mitad). Únicamente entonces surge la cuestión de si soy, o de si cualquier lector es, capaz de dominar la segunda mitad también, respaldando la proyección y llenándola con vida real. La respuesta a esta pregunta queda fuera del alcance de este libro.

De la naturaleza de mi proyecto se sigue que a veces tenga que dirigir críticas severas a la psicología del presente. Para empujar a la psicología remolona fuera del hogar en el que parece haber echado raíces, tiene que verse implacablemente enfrentada con sus defectos. Pero ruego al lector que tome nota de que mis cargos no tienen la forma de "todos los psicólogos hacen esto o aquello". No hablo sobre psicólogos individuales, ni sobre todos ellos colectivamente. Expongo y discuto un tipo falso o pobre de psicología, a fin de poder desarrollar la noción de un tipo mejor de psicología. Toda crítica, por tanto, está dirigida en el nivel especulativo, no personal, contra ciertas concepciones y modos generales de mirar las cosas, o contra lo que se podría llamar un "tipo ideal" (en el sentido de Max Weber) de mala psicología. La cuestión de quién en efecto piensa de este modo (o cuántos lo hacen) no interesa aquí. E incluso cuando cito nombres específicos de autores de psicología, son usados sólo a modo de ejemplo concreto de cierto tipo de pensamiento, y a fin de ayudar a que la psicología vuelva a sí sacándola fuera de este tipo inadecuado de pensamiento. No son ellos en sí mismos el blanco. Con frases acerca de "los psicólogos", "los junguianos", etc. naturalmente no pretendo saber lo que piensa o hace cada miembro del grupo respectivo. Esta forma de enunciado es acerca de tendencias generales que pueden observarse realmente, pero cualquier psicólogo, cualquier lector, ha de decidir por sí mismo si, y posiblemente cómo, participa o no de esta tendencia.

Para el joven de la saga, las cosas fueron simples. Era un remolón y tuvo que salir al mundo. El punto de partida y la meta, el hogar y el mundo, estaban contrapuestos sin ambigüedad. La psicología está en una situación mucho más complicada. Ciertamente, he llamado a la psicología una remolona, también. Pero es una remolona precisamente porque no ha vuelto a su propio hogar. Prefiere permanecer en el exilio, sintiéndose verdaderamente en casa en esa misma alienación de sí misma. Empero, esto no significa que su tarea sería simplemente un movimiento en la dirección opuesta, desde el mundo ahí afuera hacia su hogar. La psicología es esa extraña disciplina que, como remolona que es, tiene que salir al mundo y entrar en contacto con la realidad de la vida, pero para quien la misma salida tiene que tener la forma de una interiorización incondicional en sí misma, y para quien esta interiorización tiene que equivaler a un movimiento con todas las de la ley hacia la realidad de la vida, y no ser meramente una retirada hacia una interioridad literal. La psicología tiene que vivir con y dentro de estas contradicciones. Son su dilema y su distinción, y hallar un camino será la tarea del siguiente discurso.

El curso de mis reflexiones procede por así decirlo en círculos concéntricos. El primer capítulo plantea la cuestión de la relación entre conciencia cotidiana y conciencia psicológica. ¿Cómo se puede ir de la una a la otra? El segundo capítulo trata de mostrar por qué de entre todos los psicólogos importantes de este siglo y de las diversas escuelas psicológicas, tiene que ser Jung más o menos exclusivamente la base y el punto de partida para nuestra búsqueda de una noción rigurosa de psicología. Lo que continúa en los siguientes tres capítulos es una apreciación crítica de la importancia primero de Jung, luego del movimiento junguiano convencional y finalmente de la psicología arquetipal para lograr una noción estricta de psicología. Resultará que estos tres estadios mencionados no pueden pensarse en términos de un ascenso linear desde una base a través de un estadio intermedio hasta una cumbre. En su lugar, el estado de cosas en el movimiento junguiano convencional parece ser una regresión mucho más atrás de los logros de Jung, mientras que la psicología arquetipal es nuevamente un gran avance, pero que necesita no obstante una crítica radical (con respecto a su sesgo imaginal). Para llegar a un concepto riguroso de psicología tenemos que ir más allá de lo imaginal. El último capítulo principal está dedicado a la exposición de la Idea de psicología (o al menos un esbozo de tal) mediante un análisis extensivo de un mito particular, la historia de Acteón y Artemisa.

© Wolfgang Giegerich


Notas

1 Grönländer und Färinger Geschichten. Thule. vol. 13. Düsseldorf 1965, p.143. Supe de este episodio por Heino GEHRTS, "Vom Wesen des Speeres", en: Hestia 1984/85, Bonn (Bouvier) 1985, pp. 71-103, esp. p. 73 con nota 7 en p. 100.

2 C. G. JUNG, Letters 2, p. 498, a Werner BRUECHER, 12 abril 1959.

3 GIEGERICH, "Der Sprung nach dem Wurf. Über das Einholen der Projektion und den Ursprung der Psychologie" en GORGO 1/1979, pp. 49-71.